Contamos la historia de Altata con murales
Un nuevo mural en Altata narra la historia de la pesca sustentable, creado por el artista 2 de Buche, estudiantes de la primaria Carlos García Rivera y pescadoras de la cooperativa Almejeras de Santa Cruz. Es parte de un proyecto comunitario que promueve la paz, la equidad y la cultura pesquera local.
La historia de Altata se va contando con sus murales. En las paredes del Muelle 33 nos cuenta de la algarabía y la cocina, en el Malecón donde se alza la voz de la conservación de especies marinas como la ballena y la espátula rosada. Ahora podemos conocer también la de la pesca sustentable y la manera en que se están rescatando las pesquerías.
En la escuela primaria Carlos García Rivera se develó el mural sobre la pesca sustentable, un proyecto en el que participaron Nikol, Abril, Ana Victoria, Elianne Elizabeth, Ana Valeria, Deker, Keidany Lizveiry, Jesús Antonio e Ivanna, niñas y niños alumnos del plantel, así como integrantes de la cooperativa Almejeras Santa Cruz.
Es una obra que fue dirigida por el artista visual 2 de Buche junto con SUMA Sociedad Unida IAP, quien reunió las ideas e historias que le fueron contando para plasmar en las paredes de la primaria.
“Este mural refleja lo que es el puerto de Altata, su cultura, sus paisajes y a la vez es una galería donde los alumnos me ayudaron para que ellos y ellas expresaran lo que les gusta y mostrarlo a los demás”, dice el artista.
“Nosotros como comunidad pesquera vemos que nuestros recursos se están acabando y las juventudes tienen muy poco conocimiento de lo que era el Altata viejo, el Altata pescador al 100 por ciento y sin el turismo, el que tenía todos los recursos naturales a los que le debemos nuestra existencia, nuestra cultura y su futuro, y si nosotros queremos generar una pesca sustentable, tenemos que voltear hacia atrás, hacia la historia”, menciona Yanett Miranda Castro Medina, fundadora de la cooperativa Almejeras de Santa Cruz.
La pescadora relata que el mural cuenta a través del arte visual cómo es que se ha tenido una participación importante de las mujeres, pero que no se ha destacado porque se minimiza esa parte de la cadena productiva de la pesca.
Por ejemplo, agrega, son quienes regularmente se mantienen al tanto del cuidado de los hombres que salen al mar, pero también quienes limpian el producto, lo separan, lo pesan, lo venden y lo convierten en platillo.
La pesca no es únicamente salir con las redes, sino todo lo que conlleva llevar la proteína del mar a los platos, asegura Castro Medina.
Hay otro espacio dedicado a la almeja chocolata, uno de los productos marinos de mayor demanda en el mercado de almejas y ostiones, pero que la sobreexplotación hizo que aquellas 30 toneladas diarias que podían obtenerse de producto, con una talla importante y de exportación, se terminara.
“Lamentablemente ese recursos lo perdimos durante 10 años, nos quedamos sin una sola. Eso nos hizo trabajar por la restauración, conocer de pesca sustentable, de equidad de género y conocer nuestro ecosistema”, explica la pescadora.
Otra de las imágenes del mural está dedicada a los 26 buzos y buzas que buscan restaurar el sistema lagunar de la bahía de Altata; otra de las paredes habla de la pesca con redes suriperas, un arte de pesca sostenible y exclusivo para la captura de camarón. Son redes que aprovechan la fuerza de los vientos y las corrientes para facilitar la captura de camarón desde embarcaciones artesanales.
Las paredes continúan con niñas y niños disfrutando de la playa, con el mar y con aves migratorias que son importantes porque anidan en esta zona, como la espátula rosada, un ave majestuosa que resalta por su color en los cielos y manglares.
Para nosotros es importante resaltar esta historia de Altata, un puerto histórico con una gran variedad cultural basada en la pesca, pues nos ayuda a fomentar la identidad local y mostrar de qué manera podemos crear de manera conjunta un espacio de paz.
#EmpiezoporMí