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La adolescencia es una etapa de intensos cambios emocionales y físicos. Durante este periodo, los jóvenes enfrentan diversas presiones y desafíos, y en México, un problema muchas veces no reconocido es la depresión. 

De acuerdo con investigaciones recientes, una cantidad alarmante de adolescentes está siendo diagnosticada con esta afección, convirtiéndose en un tema prioritario para padres y tutores. 

 

 

Depresión en la adolescencia, una alarma global

 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que a nivel global, el 16 por ciento de los adolescentes de 10 a 19 años experimentan trastornos emocionales, siendo la depresión y la ansiedad los más predominantes. Detectar la depresión en adolescentes puede ser complicado, ya que sus síntomas no siempre se manifiestan como lo que comúnmente asociamos con la tristeza profunda. 

 

José de Jesús González, psicólogo especializado en adolescencia, menciona que la irritabilidad es un síntoma frecuente entre los jóvenes que sufren de depresión. Otros signos a tener en cuenta incluyen la pérdida de interés en actividades previamente disfrutadas, cambios en los patrones de sueño y alimentación, aislamiento social, bajo rendimiento académico y una autocrítica intensa que podría derivar en pensamientos de muerte o suicidio. Además, la baja autoestima y una percepción negativa de sí mismos son indicadores claves que no deben pasarse por alto.

 

 

¿Cómo pueden los padres intervenir de manera efectiva?

Según el psiquiatra Donald Winnicott, es crucial crear un "espacio seguro" para el adolescente, donde pueda expresar sus sentimientos sin temor a ser juzgado. Este entorno es esencial para que los jóvenes se sientan cómodos al considerar la búsqueda de ayuda profesional. La comunicación abierta y la empatía son herramientas valiosas que los padres pueden fomentar en el hogar.

 

El apoyo no debería limitarse solo al entorno familiar. José de Jesús González destaca la importancia de una colaboración activa entre la familia y las instituciones educativas. Los padres deben estar preparados para buscar ayuda profesional cuando detecten signos de depresión, mientras que las escuelas deben estar equipadas para ofrecer recursos y apoyo adecuado a los estudiantes en necesidad.

 

La prevención es un componente fundamental. Hugo Bleichmar, experto en psicoanálisis adolescente, sugiere que la educación emocional desde una edad temprana es vital para ayudar a los jóvenes a gestionar sus emociones de manera eficaz. Enseñarles a identificar señales de malestar y a buscar asistencia contribuye significativamente a prevenir el avance de trastornos graves.

 

En conclusión, la depresión adolescente es un problema serio que requiere la atención inmediata de padres y educadores. La detección temprana, la creación de un ambiente seguro y el apoyo tanto familiar como escolar pueden marcar una notable diferencia en la vida de un joven.

Estar bien informados y actuar de manera proactiva son pasos esenciales para enfrentar este desafío y proteger el bienestar emocional de los adolescentes.