A lo largo de este periodo nuestra coordinadora de Vinculación y Comunicación ha vivido la transformación de SUMA y aportado para esta gran evolución que hasta ahora ha llegado a cerca de 200 mil personas.
SUMA nació en 2007 y ha permanecido en constante evolución. Hemos impactado a cerca de 200 mil personas en Culiacán. Comenzamos acercándonos a las y los niños en las primarias, también a jóvenes de preparatoria y universidad para convocarlos a la civilidad y el respeto a las normas sociales. Después nos preguntamos, ¿qué estamos haciendo por las y los adolescentes? Así surgió nuestra transformación hacia la búsqueda de liderazgos de paz. Esto ha sido gracias a personas clave dentro de nuestra organización.
Pensar en SUMA es pensar en las distintas personalidades de quienes lo integramos. Una de ellas es Mayra Sánchez Dojaquez, nuestra coordinadora de Vinculación y Comunicación, quien hace ocho años se incorporó a nuestro equipo en el área de redes sociales. Su entusiasmo y disposición se refleja en muchas de las estrategias que emprendemos para llegar a las y los alumnos de secundaria, a quienes buscamos impactar como agentes de cambio.
Llegó a SUMA durante sus últimos meses como universitaria, realizando su servicio social con nosotros. Durante esa época vivió diversas experiencias, como aquella en la que acudimos a una comunidad junto a una empresa donataria con la que llevamos juguetes para ofrecer una bonita Navidad a niñas y niños.
“Me encantó ver sus caras llenas de alegría, además de que también me tocó estar en algunas activaciones viales para promover la cultura vial en la ciudad. La verdad es que en este proceso fue una grata experiencia. Ahí me llamó la atención la esencia de SUMA, que para mí era promover acciones positivas, en donde todas y todos podemos estar involucrados”, comenta.
Una vez egresada se incorporó a nuestro equipo como community manager, donde proponía la generación de contenido para redes sociales: actividades, videos y entrevistas para la promoción de diversos temas, entre ellos, de movilidad. En poco tiempo se convirtió en la imagen institucional de SUMA.
“Me tocó ser reportera, entrevistaba a muchas personas en la calle, por ejemplo, el Día del Peatón les preguntaba si sabe qué son los pasos peatonales. A las y los jóvenes les preguntábamos qué tan seguros se sentían con los policías, debido a que promovíamos la confianza en la autoridad policial. En el tema de seguridad vial preguntábamos a la gente por qué no usaban el cinturón de seguridad, o por qué no respetaban el paso peatonal”, recuerda.
Algunas de las actividades muy recordadas durante esa etapa de SUMA, indica, es la aplicación de multas ciudadanas. Consistía en papeletas color amarillo, que felicitaban al automovilista que se estacionaba correctamente, respetaba los pasos peatonales, o los cajones destinados para personas discapacitadas; o bien, las de color rojo, que colocábamos en los autos estacionados arriba de las banquetas, por ejemplo.
Un año después surgió un gran cambio en SUMA. Iván Velázquez, director de esta organización, y todo el equipo transformaron el discurso dirigido a las y los niños en primarias o jóvenes en bachillerato y nivel superior, para hablar ahora a las adolescencias sobre temas de cultura de paz, derechos humanos, prevención de violencia, empoderamiento juvenil y participación ciudadana. Nos acercamos a convocarlos a ser agentes de cambio.
“Fue una evolución para todos. Cuando buscamos especializarnos, Construyendo Espacios para la Paz nos ofreció un estudio en el que señala que las personas que están en el tutelar o personas presas en el centro penitenciario son personas que desertaron sus estudios en el nivel secundaria. Eso nos prendió una alerta acerca de que teníamos que hacer algo por las y los adolescentes de 13 a 15 años”.
“También nos dimos cuenta de que hay muchas instituciones que se acercan a la primera infancia, pero no quienes se acerquen a las y los adolescentes. Vimos este tema como una oportunidad. Ahí tomamos las riendas y comenzamos a especializarnos. Tomamos cursos relacionados a derechos humanos, derechos de las y los adolescentes, y otros en los que nos enseñaban cómo realizar capacitaciones lúdicas para las y los adolescentes en temas como prevención de adicciones y violencia, etcétera. Entendimos la rebeldía natural de los adolescentes y así aprendimos también cómo acercarnos a ellos”.
A través de una nueva imagen, más fresca y colorida, SUMA nos acercamos a nuestro público objetivo dejando de lado las actividades de urbanismo, pues en ese momento nacieron dos organizaciones hermanas: Mapasin, dedicada a lo relacionado a movilidad, y Construyendo Espacios para la Paz, que, entre sus objetivos persigue también la dignificación de la labor de las y los policías en la entidad.
Durante esta nueva etapa, Mayra se incorporó al trabajo dentro de las secundarias que interveníamos. Primero como organizadora de los concursos de dibujo por la paz, con lo que invitaba a las y los alumnos a participar; posteriormente era responsable de la elaboración de un mural en el plantel, con el que las y los alumnos y los brigadistas del servicio social ofrecían un mensaje de paz a la comunidad escolar y al entorno.
Debido a su compromiso y entrega, Mayra adquirió más responsabilidades como coordinadora operativa y ejecutiva, que implicaba una visita y labor de convencimiento a las y los directores de las escuelas que buscábamos impactar y, al mismo tiempo, convocaba a las y los universitarios a participar como brigadistas.
“Con la estrategia ‘Empodérate’ (las y los alumnos eligen actividades que emprenderán en beneficio de su escuela o comunidad), nos dimos cuenta que a los adolescentes les preocupa el cuidado del medio ambiente. Nació la idea de una arborización, nos coordinamos con organismos de la sociedad civil que nos donaron los árboles. Fue en la ETI 96, en la colonia El Mirador. Estuvimos todos los integrantes del equipo. Los alumnos adoptaron un árbol, le pusieron nombres; fue una experiencia muy bonita”.
Durante su trabajo con las y los jóvenes brigadistas del servicio social, Mayra pudo conocer diversas historias que la conmovían y la motivaban a promover un mayor respeto, empatía y entendimiento, lo que generó un gran cambio positivo dentro del equipo. Encontró que durante las charlas en las secundarias, los universitarios compartían experiencias de vida dolorosas.
“Comentaban, por ejemplo, que fueron víctimas de violencia y los adolescentes quedaban impactados. Después yo me acercaba con los chicos universitarios y les pedía que me contaran más de su historia, así los entendía un poco más, entendía su forma de ser, por qué actuaban como actuaban, o por qué eran tan callados. Centrándonos en el trabajo con las y los adolescentes, también pudimos llegar a estos otros jóvenes universitarios que integraban al equipo”.
“Nos sensibilizamos más, fuimos más abiertos con el equipo de trabajo. Si se presentaba, por ejemplo, alguna situación con los chicos, hablaba con los compañeros para que fuéramos más empáticos y entendiéramos la situación que atravesaban en ese momento”.
Así, surgieron también diversos eventos para las y los brigadistas, entre ellos talleres y capacitaciones, pero también reuniones de sana convivencia para generar una mayor cercanía y evitar así que existiera una figura de autoridad y se consideraran, en cambio, integrantes de SUMA, pues son el rostro de SUMA ante las y los adolescentes.
Mayra es una joven entusiasta, tiene siempre una sonrisa y un trato amable para sus interlocutores. Se debe, indica, a la constante evolución de los proyectos en los que participa y con los que procura mantenerse propositiva y alegre.
“Trato de buscar mejoras, cómo podemos innovar, trato de capacitarme en temas relacionados a que hacemos y lo que hacen otros compañeros para aportar un poquito más, sumar a otros en una misma meta y dar a conocer qué es lo que hacen las y los jóvenes. También el hecho de abrir las puertas a los jóvenes de Culiacán y que den a conocer sus emprendimientos sociales o colectivos. Lo más importante es que me gusta, disfruto mucho que SUMA da a conocer a otros jóvenes lo positivo que hacen otros jóvenes para que se inspiren en ellos”, comenta.
Nuestro actual modelo de intervención “Súmate por la Paz” tuvo una nueva evolución y ahora cuenta con sesiones de trabajo para toda la comunidad estudiantil a través de “Súmete”, “Actívate” y “Empodérate”, de donde surgen Líderes de Paz que a través del juego y la reflexión emprenden y promueven la acción en diversas causas sociales dentro de su escuela o comunidad. Este año llegaremos a casi 30 secundarias de los municipios de Culiacán y Navolato, y algunas de sus sindicaturas.
El confinamiento por la pandemia representó un reto para el equipo de SUMA, principalmente para Mayra Sánchez, pues al desempeñarse como coordinadora de actividades en línea y las actividades operativas del taller “Súmate por la Paz”, debía mantener el contacto con las y los directores para que las y los estudiantes continuaran las sesiones en línea; algo que representó una odisea, al tratarse de actividades en línea, fuera de la operación escolar.
“No dejé de lado el coordinar el proceso y actividades de las y los jóvenes de servicio social, en este año también me tocó innovar, salir también de lo cotidiano y dar algo más a las redes sociales y entonces empecé a hacer entrevistas a aliados que se llamaban en charla con las cuáles se encuentran alojadas en nuestro canal de YouTube y diversas redes sociales”.
“En conjunto con las y los jóvenes de servicio social se llevaron a cabo productos digitales, encuentros de paz, el ‘NotiSUMA’ y los ‘SUMA comparte’. La verdad que en lo personal para mí fue un año intenso, pero lleno de experiencia y aprendizaje porque me demostré a mí misma que puedo con eso y más”, expresa.