¡Promovamos los principios de justicia social!
Cada vez que participas en alguna actividad o generas conciencia en otras personas acerca del respeto a los derechos humanos, fomentas la justicia social.
Asistir diariamente a la escuela, expresar con libertad lo que sentimos o pensamos, y recibir atención médica; son algunos ejemplos de nuestros derechos humanos fundamentales. No acceder a ellos representaría una inequidad. De esto se trata la justicia social, un principio fundamental para la convivencia próspera y pacífica, dentro los países y entre ellos.
La justicia social busca un equilibrio entre los diferentes sectores de la sociedad, para lo que es necesario conservar y desarrollar los derechos fundamentales, tales como educación, salud, alimentación adecuada y vivienda digna, así como derecho al trabajo bien remunerado, divulgación de la cultura solidaria, derecho a la libertad de pensamiento y de expresión, así como el fortalecimiento de la seguridad y certeza jurídica.
Entre estos derechos se encuentra también el de la igualdad sin distinción de sexo, raza, credo religioso o posición económica.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) eligió el 20 de febrero como el Día Internacional de la Justicia Social, a fin de recordar la importancia de custodiar este importante valor que busca la erradicación de la pobreza y el bienestar de todos los miembros de la sociedad.
Este día se destacan las iniciativas y los esfuerzos que se llevan a cabo para reducir al cero las desigualdades que afectan a millones de personas en todo el mundo, entre estas, políticas públicas que garanticen el acceso igualitario a la educación, la atención médica, el empleo, el derecho a la vivienda y la justicia legal. Además, permite sensibilizar acerca de la pobreza, la desigualdad de género, el racismo, la migración forzada o el cambio climático.
Como te comentábamos al principio de este artículo, la justicia social implica un equilibrio entre los diferentes sectores de la sociedad. Cuando hablamos de educación, por ejemplo, es importante destacar que ésta debe ser inclusiva, equitativa y de calidad para todos y todas las niñas y adolescentes, de manera que puedan formarse y con ello se les asegure un mejor futuro e igualdad de oportunidades.
Las sociedades deben procurar que todas las personas tengan garantizado el acceso a sus derechos sin distingo de género.
A través de sus legislaciones los países trabajan para condenar uno de los tipos de explotación más lucrativos del mundo.
Todas las personas tienen derecho a un hogar, éste debe ser un lugar habitable y seguro. A pesar de que las legislaciones de los países amparan el derecho a residir en una vivienda digna, esta premisa no siempre se cumple.