En Alturas del Sur, un fraccionamiento de Culiacán marcado por el estigma de la violencia, las paredes comienzan a contar nuevas historias a través de una Ruta Mágica de Murales.
Ahora se pueden apreciar cuatro obras pintadas por artistas visuales locales que están cambiando la manera en que vecinas y vecinos perciben su colonia y cómo quieren que otros la vean.
“Está muy bonito, a los niños les gusta mucho porque se trata de niños jugando, se reflejan”, cuenta Eréndira Torres, habitante de la zona desde hace siete años.
Para Eréndira, los murales son un atractivo que dan color y vida a un lugar que muchas veces ha sido señalado como inseguro.
“Nos afecta que lo tengan catalogado (al fraccionamiento) así, porque hay personas que ya ni quieren venir”, dice.
Se trata de imágenes en distintos puntos del fraccionamiento como parte de un proyecto de paz por SUMA Sociedad Unida IAP y Vamos Pintando, los cuales hacen un cambio significativo en el barrio.
Los murales de la Ruta Mágica son:
1. Niños jugando - Taqhero
2. Hecho con el corazón - Colectivo Artesanos del Arte
3. Un sorbo de armonía - Gustavo Leal
4. Renacer - Doctor Feis
Uno de los murales, realizado por Gustavo Leal, busca transmitir tranquilidad a partir de lo cotidiano. En la obra se puede observar a una mujer disfrutando un café con música.
“Es como un recordatorio de paz en un lugar donde por mucho tiempo se habló sólo de peligro”, explica el artista.
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Otra de las obras, pintada por el artista Doctor Feis, representa a un martín pescador acompañado de símbolos que evocan la ausencia que provoca la desaparición de personas y la esperanza de quienes se dedican a buscarlas.
“La colonia ha sido golpeada por la desaparición de jóvenes y el ave simboliza esa espera, esa incertidumbre de las familias”, comparte Doctor Feis, al recordar que durante el proceso, niñas y niños participaron escribiendo sus nombres en la pared, apropiándose del mural como suyo.
En otra zona hay un mural elaborado con figuras infantiles, es del artista Taqhero, quien trató de resaltar la presencia de niñas y niños en la comunidad, sus juegos, sus risas y añoranzas, como un recordatorio del cuidado y convivencia vecinal.
“Hay niños jugando en este fraccionamiento todos los días. Aunque es un lugar que tiene muchos índices de violencia, pero que al mismo tiempo también hay como mucha comunidad y como que mucha cercanía entre los vecinos. Es tanto que los niños no se sienten como si estuvieran alertas, sino como que están confiados y que se sienten bien entre ellos”, menciona Taqhero.
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Más allá del arte, los vecinos coinciden en que hace falta que lleguen más programas sociales y actividades comunitarias para reforzar la unión.
“Cuando hay juegos de fútbol, talleres de pintura o actividades para los niños, todo cambia”, dice Eréndira.
Con los trazos de color y colaboración, los vecinos de Alturas del Sur buscan dejar atrás el estigma de inseguridad y mostrar que también es un lugar de comunidad, esperanza y ganas de vivir en paz.
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